sábado, 7 de febrero de 2015

40 AÑOS

Cumplir 40 años de existencia…

             significa haber vivido múltiples y diversos momentos lo que permite recorrer la historia, que a la vez es fuente de ánimo y de energía para seguir gozando el presente y soñando el futuro.

Tal vez por el nombre (de la niña creada por Quino) o por que quienes mayormente han laborado en este proyecto o, por su carácter maternal, hablar de Mafalda generalmente resulta haciéndose en femenino.  Es así como me referiré a ella.

Ella ha crecido hasta los 40 años que hoy 9 de febrero cumple, gracias a cientos de seres presentes en su vida: su familia, las niñas y los niños y sus familias, los equipos educativos, las y los amigos y las instancias oficiales. También han influido en ella seres no tan visibles que habitan esta ciudad: quienes barren las calles o hacen que llegue el agua y la energía, los vecinos del barrio y claro, están las otras criaturas, las que baten la cola, las que maúllan en el tejado o quienes revolotean y cantan por las mañanas, junto con esos seres verdes que limpian el aire, dan sombra, embellecen y nos alimentan con sus frutos… todos han tenido que ver.

Ella vino al mundo en el momento que le correspondía, fruto de una esperanza. Llegó de la mano de quien se ofreció para abrir ese camino, otra niña: Amanda. Fue recibida con emoción y expectativa. Contó con la intuición, los cuidados amorosos y la escucha de una familia. Su infancia fue como debe ser la infancia: animada por la resolución de ser amada e irradiar vida, de buscar la alegría hasta en las raspaduras de rodilla y de darse en cuerpo y alma al mundo. Aprendió a afianzar sus pasos y desde entonces su andar ha sido firme. Nunca ha dejado de hablar su lenguaje natural: la risa, el juego, la imaginación y de vez en cuando el llanto. Creció en un ambiente políglota en medio de los lenguajes del alma, del cuerpo, de la música, de la literatura, de los títeres, del teatro, de las artes plásticas y de cuanto la imaginación le ha dado para expresarse y crear. 



noviembre 1975

Mafalda tuvo una adolescencia intensa: emprendió pequeñas-grandes batallas para forjar su autonomía e independencia. Creer que el juego y el arte se entretejían como alternativa de vida desde la infancia le significó escepticismo en quienes creían que solo era viable el modelo del momento: enfocarse en el éxito de tener más que otros, dejándose conducir por un camino predeterminado. Se formuló profundas preguntas acerca de su existencia y así fue consolidando su identidad. Se soñó sensible, segura y hermosa. Leyó ávidamente y desde su propia experiencia sostuvo diálogos incansables con quienes recorrían caminos cercanos; inspirándose o confrontándose con los valiosos hallazgos teóricos y conceptuales. Se asomó intrépidamente a los encantamientos de la vida. En ocasiones se dejó llevar por gustos superficiales y creyó ingenuamente que todo aquel que le sonriera o le cantara dulcemente la respetaría. A la postre, tuvo su dosis de escarmientos. Sin embargo, no se perdió a sí misma. Aprendió y creció.

exalumnos celebración 15 años 1980

Salir de la adolescencia le significó ir descubriendo el equilibrio entre cuerpo, mente, emoción y espíritu. Encontró en las pedagogías propias de pueblos amazónicos lo que realmente significa la pregunta como motora del conocimiento (de Paulo Freire) e inspirada en ello, elaboró una propuesta pedagógica para construir el conocimiento: la exploración asistida. Descubrió también que en su interior habita una fuente de crecimiento que sigue consultando y aprendiendo para acallar los ruidos de la mente y escuchar con inteligencia su corazón.

Su madurez se va consolidando cada vez que mantiene coherencia entre sus actos cotidianos más sencillos con el sentido de su existencia. Aspectos integradores del quehacer de cada año como la maestría que nos habita, la consciencia o la creatividad son fuentes para trascender en la emancipación del espíritu humano. En este proceso saber funcionar en un mundo real, le ha significado ser meticulosa, planificar, organizar sus recursos y seguir atentamente las normas, al punto de destacarse haciéndolo. Ha tenido la oportunidad de compartir su experiencia por medio de diálogos solidarios con diversidad de gentes que comparten el interés educativo.

La vida de esta nuestra Mafalda, ha transcurrido en un país fascinante y a la vez inverosímil, en una era frenética y también marcada por la frecuente pasividad pasmosa de sus gentes. Ella ha estado presente en los tiempos de las mariposas amarillas, del rock, de la nueva trova y hasta del stomp. Ha tenido de cerca las bombas y las atrocidades de esta guerra eterna. Debió aprender a utilizar el esténcil, la maquina de escribir, el betamax, los discos floppy, el portátil y la tableta y, aunque no twittea, poco a poco se asoma a la redes virtuales.

A sus 40 años, la posibilidad de un país en paz la conmueve y le pone de presente su propia visión y misión en la vida:


El proyecto educativo institucional del Centro de Expresión Artística Mafalda es y ha sido basado en la VIDA, en la certeza que nuestros niños y niñas son y serán seres humanos únicos los creadores de la sociedad. Y que el derecho de nuestros hijos e hijas a construir esa nueva  sociedad, equitativa y democrática, depende de la conciencia de sí mismo y del otro; que los derechos a la vida son compartidos y mutuos; construidos desde la infancia, en la experiencia  socializadora que marca nuestra identidad. Nuestro trabajo se apoya en la curiosidad exploradora y en el juego y en la capacidad de expresión artística de los niños y de las niñas, como camino de construcción del saber y de la acción creadora. (PEI 1999)




texto de la niñas y los niños para el festival 2014

Mafalda sigue dando un paso cada día y fortaleciéndose gracias a quienes han estado y hoy están en su vida.  

¡GRACIAS A TODOS USTEDES!

Maritza Díaz

Cofundadora y directora