Tras la muerte
de Gabriel García Márquez las mariposas amarillas han regresado para revolotearnos
al oído. Ellas nos recuerdan la fascinación que Gabo nos permitió con lo
inverosímil de nuestro diario macondo. La delicia de sus imágenes, la
posibilidad de sentir el mundo en cuerpo y alma y, su aguda impertinencia nos
han acercado desde la poesía a los acontecimientos de la vida.
Los niños estuvieron
presentes en la los escritos de Gabo. Él supo ir más allá de una mirada
estereotipada de la infancia para referirse a la niñez de este país contextualizándola
en la historia del continente. Al hacer un recuento de los malabares para la
supervivencia identitaria de los pueblos amerindios (nuestros ancestros), hace referencia
al don
de la creatividad, como expresión
superior de la inteligencia humana y... a una arrasadora determinación
de ascenso personal.
Desde nuestra labor educativa en Mafalda guardamos la esperanza por que algún día el país llegue a ponerse realmente al alcance de los niños y las niñas, pero confiamos en que si logramos que crezcan como seres creativos, ellos y ellas sí podrán alcanzar a este esquivo país para hacerlo vibrar con su sensibilidad, inteligencia e imaginación.
Desde nuestra labor educativa en Mafalda guardamos la esperanza por que algún día el país llegue a ponerse realmente al alcance de los niños y las niñas, pero confiamos en que si logramos que crezcan como seres creativos, ellos y ellas sí podrán alcanzar a este esquivo país para hacerlo vibrar con su sensibilidad, inteligencia e imaginación.
Honramos a
Gabo invitándoles a deleitarse con sus palabras en este hermoso texto y
en cuantos más puedan leer y releer:
¡Un saludo al Gabito!
No hay comentarios:
Publicar un comentario