miércoles, 29 de agosto de 2012

De la educación artística a la pedagogía artística en la educación inicial


Maritza Díaz B.


“Para el niño la expresión artística es más que un pasatiempo, es una comunicación significativa consigo mismo, es la selección de las cosas y los materiales con las que se identifica de su medio y la organización de todas ellas en un todo nuevo y con sentido”
Lowenfeld y Lambert1



Resulta importante reconstruir un poco de historia para abordar la reflexión acerca del arte y la educación inicial. Como la historia vivida es la que mejor conocemos y de la que mejor podemos hablar, será a través de ella que retome algunos elementos presentes en torno a la reflexión que hoy nos convoca. A mediados de los años 70’s cuando iniciamos la experiencia de educación inicial del Centro de Expresión Artística Mafalda / Jardín Infantil Mafalda2, nos movía un propósito claro: aportar al crecimiento de los niños y las niñas, sin dejar que se nos filtraran formas incluso sutiles de maltrato con frecuencia presentes en los procesos educativos. En cierta medida teníamos más claridad acerca de lo qué no queríamos hacer, que de la propuesta educativa propiamente dicha. Aún así, confiábamos en nuestra capacidad de construcción de conocimientos y en el espíritu creativo con que hemos sido dotados todos los seres humanos. Con apenas unas pocas lecturas entre ceja y ceja, pero sobretodo con la evocación de los momentos de alegría de nuestra infancia en el corazón, sentimos la certeza que el arte y su aliado indispensable el juego, serían lenguajes fundamentales para ir al encuentro de los niños y las niñas. Sentíamos que ellos les permitirían a los niños y a las niñas el asombro, los aprendizajes y el goce necesarios para el soporte necesario para su crecimiento. Confiábamos en el arte como camino que lleva al encuentro esencial con sí mismos, con otros y con el mundo.


En aquella época gentes inquietas en todo el mundo veían la educación como instrumento para construir una sociedad más humana, justa y equitativa. Se producían grandes discusiones acerca de la relación entre educación, sociedad y cultura y, por ese camino también se abría la reflexión en torno al lugar del arte en la educación. Tuvimos acceso entre otros, a la obra de Paulo Freire acerca del diálogo de saberes, de Víctor Lowenfeld acerca de las artes plásticas, de Gianni Rodari acerca de la literatura, de Rudolf Steiner acerca de la euritmia, así como conversaciones con la dramaturga colombiana Julia Rodríguez acerca del teatro y los títeres, quienes nos brindaron no solo guía y fundamentación conceptual, sino que fueron un impulso vital. Sin embargo, eran muy pocas las experiencias educativas y en particular los jardines infantiles que compartían el camino de la educación artística como impronta pedagógica. En ese entonces y hasta hace muy poco, predominaba una concepción de infancia en la que los niños y las niñas eran vistos como seres vacíos, que necesitaban ser formados moldeándolos y llenados de información. La idea acerca de la infancia como sucesión de etapas unilineales de desarrollo evolutivo y universal, marcaba las prácticas pedagógicas, orientadas a la obtención de logros. Se entendía la educación inicial como un paso previo a la educación propiamente dicha, es decir pre-escolar, en donde se debería aprestar a los niños y niñas para lo realmente importante. Las actividades al interior de los jardines se enfocaban en realizar ejercicios repetitivos que conformaban el pre-lenguaje, pre-matemáticas, etc. definidos por un plan dirigido a la medición de resultados.



El arte en la educación bajo esta antigua concepción, que desafortunadamente apenas se empieza a superar en nuestro país, ha sido entendida por muchos como una forma de entretenimiento que alegra a niños y niñas, como “manualidad” que sigue moldes dados en cuadernos de colorear, patrones para puntear, cortar, rasgar etc., como estrategia de “motivación” para hacer que los niños y las niñas ejecuten ejercicios de aprestamiento, con la finalidad de presentar “espectáculos” para exaltar el ego o como lugar de competencia, en el que se destacan unos pocos y se excluye a muchos. Esta misma concepción se ha visto claramente reflejada en los referentes estéticos presentes en la idea de “decorar”, lo que por demás es cuestionable, pero además, por medio de imitaciones de la imagen tan frecuentemente comerciada de lo infantil.



Sostener y consolidar una propuesta pedagógica para la educación inicial en la que los lenguajes de expresión artística sean elementos estructurantes, al tiempo que desarrollar una pedagogía artística coherente con los principios de las concepción de infancia, persona y sociedad presente en lo que se llamó nuevas pedagogías, ha sido sin duda una experiencia desafiante y maravillosa. Hemos imaginado, experimentado, ideado, debatido, investigado y creado con cada día. Dichas concepciones y claro está el arte mismo han sido y siguen siendo sustento para la exploración pedagógica. Discusiones de larga data como aquella acerca de la validez del uso del arte con fines pedagógicos o de si el arte solo puede tener sentido por el arte mismo, nos ubicó en los lenguajes de expresión artística, más que hablar del arte en un sentido genérico. “La expresión artística toma la dimensión de lenguaje en la medida en que contiene morfologías, gramáticas, sintaxis y semánticas propias. A estos lenguajes se accede por múltiples vías, pero las más reconocidas están dadas por el acceso que nos facilitan medios como el sonido, la luz, el cuerpo, el movimiento, la palabra y los objetos. Así mismo es importante enfatizar que el carácter nuestro proyecto está en la educación artística, que no en la formación de artistas. (...) Durante la primera infancia, los medios expresivos y las artes, no se excluyen entre sí, sino al contrario tienden a integrarse. La música incluye la poesía, la literatura incluye el ritmo, el teatro incluye la literatura, las plásticas, el movimiento y así sucesivamente. Entendemos que la expresión artística toma cuerpo a través de medios expresivos como son la música, la danza, la literatura, el teatro, las plásticas y otros medios visuales.”3



Las expectativas tanto en la instancias oficiales como en muchos padres y madres de familia acerca de la educación en función de necesidades sociales, nos llevó a fortalecer una posición donde vemos e interactuamos con las niñas y los niños como seres únicos e íntegros, como sujetos que poseen saberes, que tienen derechos y donde entendemos que le corresponde a la pedagogía proteger y potenciar la unicidad de su Ser. Encontramos afinidad con la mirada Rudolf Steiner ante esta posible ambivalencia: "No hemos de preguntarnos qué necesita saber y conocer el ser humano para el orden social sino ¿qué potencial hay en el hombre y puede desarrollarse en él? Así será posible aportar al orden social nuevas fuerzas procedentes de la generación joven. De esta manera siempre pervivirá en este orden social lo que hagan de él los hombres integrales que se incorporen al mismo y no se hará de la nueva generación lo que el orden social quiere hacer de ella."4



A estas alturas de nuestro proceso, no guardamos dudas acerca de cómo los lenguajes de expresión artística son un camino fiable para que el niño y la niña expresen sus sentimientos, sus ideas, sus necesidades e intereses. Sabemos que el arte es un lenguaje del cuerpo, del pensamiento y del alma, en el que se construyen significados, ya sea dibujando, modelando, musicalizando o dramatizando o acercándose a la cultura desde las producciones literarias. Los lenguajes de expresión artística abren posibilidades infinitas para que de manera espontánea las niñas y los niños “dejen su huella” por medio de la exploración, composición y transformación de elementos corporales, sonoros, visuales, materiales, de la oralidad o la escritura.



También hemos entendido que la acción creadora resultante de la expresión artística de los niños y niñas no se limita simplemente a un proceso de “dejar hacer”. Para hacer de ella una estrategia pedagógica, nos compete pasar de la educación artística a la pedagogía artística. Para ello es necesario profundizar en las reflexiones, en la filigrana y ojalá en la investigación acerca de las prácticas educativas. Por esta vía son muchos los interrogantes que nos plantea la pedagogía. Haremos un recorrido superficial por apenas tres de ellos:



¿Es posible potenciar un desarrollo pleno e integral en los niños y niñas por medio de los lenguajes de expresión artística, como nos compete a los proyectos educativos?

¿Es consecuente dar prioridad a una de las formas del arte, sobre las demás?
¿Qué recorridos metodológicos necesitamos trazar para desarrollar una pedagogía artística?
Sabemos que estos interrogantes no tienen respuestas únicas, ni mucho menos que conformen verdades estáticas o absolutas. Las respuestas que nos surgen se transforman en nuevas preguntas, como fruto de las dinámicas sociales, de la reformulación de concepciones y las reorientaciones en el aula. Tal vez lo más valioso de ese proceso radica en el cuidado, la honestidad y la conciencia con llevamos nuestros procesos.


• Durante la primera infancia, la apertura del mundo representa para el niño y la niña el descubrimiento de sí mismo, de su propio cuerpo como distinto de lo que lo rodea y, principalmente, el encuentro con el cuerpo social representado por su familia, los demás educadores y sus pares. Proyectar su vida, significa apropiarse de los medios fundamentales para relacionarse con ese mundo, siendo entonces su logro más significativo el reconocerse como persona en medio de personas, de seres vivos y de objetos inanimados que se encuentran en interdependencia mutua, a través de relaciones que son complejas y constantemente transformadas por la acción. Entendemos que la potenciación plena, integral e integrada de los procesos cognitivos, corporales, emocionales, sociales, culturales y espirituales, ha sido posible gracias a una orientación cuidadosa y pormenorizada de elementos constitutivos de cada lenguaje de expresión artística, de un acompañamiento personalizado de los niños y las niñas, en donde se ubiquen sus fortalezas y aspectos de énfasis que requieran de un proyecto individual.



La expresión musical genera en los niños y niñas sentimientos de alegría que elevan su estado emocional y su espíritu. El canto, la euritmia, la expresión corporal, las representaciones coreográficas, la construcción y ejecución de diversos instrumentos, la composición, la apreciación, audición y el análisis de obras musicales, conforman el gran universo sonoro que envuelve a la sociedad. La música se convierte no solo en fuente de conocimiento, sino en una manera de construir el conocimiento caracterizado por la flexibilidad, la planificación, la escucha y la concentración. Las posibilidades de experimentación y de realizar asociaciones, clasificación, inferencias, asociaciones, clasificaciones, formular hipótesis, verificaciones, seriaciones, anticipar o de establecer relaciones de proporción, cantidad, dimensión, equivalencia, son base fundamental para la inserción de los niños y las niñas en el sistema numérico.



El juego dramático conformado por el teatro, la animación de objetos/títeres e incluso actos performativos, les permite a los niños y niñas recrear la imaginación y la literatura, “haciendo como si...”. En este acto creativo ellos y ellas ponen sus saberes, la fantasía, la comunicación, su relación con el tiempo y el espacio para representar su mundo y el mundo por medio del cuerpo, del gesto, de la palabra y del movimiento. El juego dramático se sitúa en el juego espontáneo, las salas de teatro, el circo, el teatro callejero, etc. Por medio del juego dramático se permite la espontaneidad, coordinación y manejo intencionado del movimiento, al tiempo que se sucede una conformación de la vida social mediada por la equidad, la participación, la cooperación y el reconocimiento y, el respeto de sí mismo, del otro y de lo otro.



La expresión gráfico-plástica se logra fundamentalmente por medio el color y la imagen. Ella invita a los niños-as a incursionar en el dibujo, la pintura, el modelado (cerámica), la escultura, el cine, la infinidad de construcciones posibles con materiales, objetos o elementos del medio. Además del salón de clase, es en el espacio familiar y personal más íntimo, en los museos, la ciudad y sus espacios arquitectónicos que los niños-as pueden crear y recrearse en este medio expresivo. La expresión gráfica como forma de escritura conlleva a la realización de operaciones que permiten la inserción en el sistema letrado.



La expresión literaria la experimentan los niños-as desde antes de nacer, en la escucha de los sonidos del cuerpo interior de su madre y del mundo exterior. Allí graban tonalidades, estados de ánimo y significados presentes en el lenguaje. Cuando el niño y la niña empiezan a ser nombrados, esto les crea un lugar, surgen a la vida en un mundo de lenguaje que se vuelve fundamental en su existencia. A través de las narraciones y la literatura, los niños-as dan significado y sentido a su mundo, estableciendo un diálogo con sí mismo y otros, movilizando pensamientos, emociones y afectos a partir de palabras, gestos, sonidos, formas, signos, símbolos, movimientos y colores. El libro se constituye en fuente de vínculo y de goce, de imaginación y juego, como objeto de vida5 e instrumento de conocimiento de la realidad.



• Muchas veces vemos como al hablar de arte en la educación se hace referencia a las artes plásticas, distinguiéndola de la literatura, la música o la dramaturgia. Más allá de la delimitación de los campos del arte, hemos cuestionado profundamente si es posible establecer prioridades. La manera natural en que los niños y las niñas gozan e integran los lenguajes de expresión artística, transitando por el movimiento, el color, el sonido, la palabra, la animación de objetos o el gesto, como mencionábamos antes, nos han llevado a situarnos en el reconocimiento equitativo de todos los lenguajes,. Buscamos brindar las mismas posibilidades a los niños y niñas en su exploración, para que eventualmente decidan centrarse en una u otra. De esta manera encontramos que en nuestra gran aula, cada lenguaje del arte es un “atelier”, si lo pusiéramos en términos de Reggio Emilia y todos los espacios tienen el carácter de “atelier”.



• Uno de los componentes más difíciles de establecer en un proyecto educativo y en nuestro caso en relación con los lenguajes de expresión artística, se refiere a los aspectos epistemológicos que subyacen a los procesos de enseñanza-aprendizaje. La concepción de construcción de conocimiento que contempla la esfera de la metodología, requiere de un delicado proceso de constante revisión que permita establecer de qué manera están se adquiriendo conocimientos. No se trata simplemente de un proceder mecánico o de la transferencia de técnicas del arte, sino de una lógica de pensamiento, de construcción de sentidos y sentires. Trazamos en nuestra experiencia pedagógica una propuesta metodológica que hemos llamado una exploración asistida. El punto de partida está en la concepción misma del niño que marca una manera de relacionarse e interactuar con su desarrollo como ser humano. Los docentes nos situamos como sujetos culturales dinamizadores de procesos cognitivos por medio del acompañamiento. Nos proponemos asistir al niño-a estando atentos a su bienestar, salud y seguridad como nos corresponde, pero permitiéndole responder a su curiosidad, explorar, expresar, entender cuáles pueden ser las causas y consecuencias de sus acciones y, los fenómenos presentes en la realidad próxima. La pregunta problematizadora es la mediadora del acompañamiento, motor de la comprensión, la interpretación, de la acción y la de la proposición. Así antes que dar al niño instrucciones o resultados que se convierten en limitantes, nos proponemos una exploración asistida que construye una verdadera autonomía y anima la búsqueda vital para la vida.



Muchas más reflexiones deben ser tenidas en cuenta por este camino de la conformación de la pedagogía artística en la educación inicial. Para mencionar apenas algunos de gran relevancia: ¿De qué manera afecta la propia capacidad creadora de los docentes, en la presencia de los lenguajes de expresión artística en el aula de educación inicial? ¿De qué manera contribuye la expresión por medio de lenguajes artísticos en los procesos de fortalecimiento cultural presentes en la intraculturalidad, la interculturalidad y la inclusión social?



A lo largo de casi cuatro décadas, seguimos confirmando que lenguajes de expresión artística junto con otros elementos fundamentales del proyecto, como la exploración asistida, la pedagogía por proyectos, el desarrollo personal, constituyen el entramado pedagógico de una educación para la vida. Ahora bien, se trata de un proceso que necesariamente incluye a las familias y al conjunto del equipo pedagógico.

Hoy podemos celebrar que se expanden las iniciativas que dan lugar protagónico a los lenguajes de expresión artística en la educación inicial. Instancias oficiales como la liderada por la Alcaldía de Bogotá por medio de sus Secretaría de Educación e Integración Social, han promulgado el arte y el juego como pilares de la educación inicial, tal como lo consignan el Lineamiento Pedagógico y Curricular para Educación Inicial en el Distrito. La creación artística, sumada a la exploración del medio, es entendida por estas instancias como una actividad que de manera natural realizan los niños y niñas de 0 a 5 años en su proceso de crecimiento y es dimensionada como parte fundamental de la Política Pública de la Primera Infancia para la ciudad. Experiencias como la adelantada por Loris Malaguzzi en Reggio Emilia han sido recibidas en el país con asombro y con los brazos abiertos. Esperamos que de igual manera otras experiencias del mundo nos continúen llegando para inspirar nuestros procesos educativos, pero sobretodo confiamos en que podamos construir pedagogías propias para que la autenticidad de vuelo a nuestra propia capacidad creadora.




1 Lowenfeld Victor y W. Lambert Brittain. Desarrollo de la Capacidad Creadora. Editorial Kapeluz, Buenos Aires, 1992.
2 El Jardín Infantil Mafalda es una experiencia de educación inicial ubicada en Bogotá y fundada en 1975. Su proyecto educativo ubica los leguajes de expresión artística como uno de sus componentes estructurales.
3 Centro de Expresión Artística Mafalda Proyecto Educativo. Bogotá, 1975-2010.
4 Steiner Rudolf. El Estudio del Hombre como base de la Pedagogía. Editorial Antroposófica. Buenos Aires. 2000.
5 Rodari Gianni. “La Gramática de la Fantasia"

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